sábado, 30 de octubre de 2010

Que puta suerte

No soy kirchnerista.
Nunca fui peronista y nunca voté al peronismo.
Y a pesar de eso, anteayer me sentí profundamente triste. Se murió un líder, el líder político más influyente desde que la bendita democracia se reinstauró en nuestro país, un tipo que tuvo las agallas y la firmeza de convicciones necesarias para hacer lo que muchos otros no quisieron, no pudieron, no supieron o no se animaron.
Aun queda mucho para hacer, mucho, pero gracias a su terquedad y a su consecuencia con una política de igualdades, se plantó, negoció y pagó al FMI desde un lugar de dignidad, nos sacó de esa locura llamada corralito, terminó su gestión con seis veces más reservas que las que había en el Banco Central cuando asumió, durante su mandato se procesó y encarceló a los genocidas que casi exterminan a una generación entera de argentinos y se desenmascaró a los apropiadores de niños que colaboraron con el régimen, la Corte Suprema de Justicia dejó de ser la impresentable cohorte menemista para convertirse a una corte jerarquizada, les plantó cara a los señores feudo rurales como ningún otro gobierno había hecho y lo hizo en defensa nuestra, tuya y mía, de nuestro país.
Con el modelo de inclusión e igualdad social por él impulsado se implementó la asignatura universal por hijo, aumentó la escolaridad, mejoraron las jubilaciones y se pudieron jubilar muchas personas que estaban fuera del sistema, se hizo realidad el casamiento de gente del mismo sexo, se democratizó el fútbol y se impulsó la ley de medios con el fin de evitar que nos pongan la “tapa del día”, diciéndonos que pensar y qué decir, o mejor dicho, como no pensar.
Resolver la inseguridad, el desempleo, la salud, la pobreza, el analfabetismo y otros que se me pierden son las cuentas pendientes, pero estamos en camino y con confianza, confianza porque ya vi, confianza porque ya sé y confianza porque no hay otros, puesto que, parafraseando a Sancho Panza, se me ocurre que aquí encaja bien el refrán de dime con quién andas, decirte he quién eres (El Quijote, capítulo XXIII, 2ª parte) y si Juan Gelman, Víctor Hugo Morales, Estela de Carlotto, Eduardo Aliverti, Pérez Esquivel, Mempo Giardinelli, Alfredo Zaiat, Federico Luppi, Gustavo Santaolalla, Tito Cossa, Teresa Parodi, Víctor Heredia, José Pablo Feinmann, Adrián Paenza, la Tana Rinaldi, León Gieco, José Mujica y otros seres bien pensantes elogian el modelo al tiempo que los nefandos Rosendo Fraga, Mariano Grondona, Ernestina Herrera de Noble, Magnetto, Duhalde, De Narvaez, Macri y más canallas de esos que condujeron al país al borde del abismo lo critican, yo ya sé de qué lado quiero estar.
Espero que todos lo sepamos.

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