domingo, 31 de octubre de 2010

Un mal sueño

Siento en mi corazón la espesura de una noche brumosa, hay sombras que lo habitan, son graves como los hombres bajo la lluvia. Sus oscuras siluetas se despegan de la lobreguez de la insondable atmósfera.
Trato de esconderme, sé quienes son esos hombres de traje, están aquí por mí.
Me paralizo, el miedo domina mis sentidos. El denso relente no impide que los vea. El suceso parece extraído de un policial negro, de un cuento de Capote o de Williams, sin embargo es real, la fascinación puede tocarse.
Es tarde, ese instante eterno, si vale el oxímoron, de cavilación me impide ver al cuarto hombre, que como un rayo se abalanza sobre mí y da la estocada final.

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